La autoestima es
aquello que siento y pienso sobre mi. Puedo ser admirado por miles
de personas, recibir los mejores elogios y aún así sentirme
desmoralizado o fracasado.
La autoestima se
genera a partir de una internalización constante del mundo exterior.
Los niños descubren que son valiosos porque sus padres los tratan
con amor y los alientan en cada uno de
sus logros.
Las fallas en la
autoestima suelen originarse cuando los padres se muestran hacia el
niño con indiferencia, soberbia o maltrato.
Las bases para
lograr una autoestima saludable se edifican a partir de la actitud
que aquellos "Otros primordiales" hayan volcado sobre el niño. Para
lograr que la misma sea equilibrada, se lo debe educar a partir del
amor y el respeto. Ofreciendo reglas estables y seguras,
trasmitiendo ánimo y estímulo no sólo en sus logros sino también en
sus "intentos", y mostrando confianza en sus capacidades.
No se trata de decir
a todo que sí o crear al niño un mundo de fantasía. Marcar ciertos
errores, pautas y límites es muy importante, pero tener hacia el
otro una actitud hipercrítica, puede ser devastadora.
Los individuos que
padecen de baja autoestima tienen a sufrir de una ansiedad
permanente, ser indecisos por temor a equivocarse, deprimirse
demasiado ante las críticas de entorno, sentir vergüenza, y
sensaciones de vulnerabilidad o inferioridad ante los demás.
Estos sentimientos
tienen a su vez consecuencia directa sobre las acciones, generando
por ejemplo, reducción de nuestro círculo social por causa de la
vergüenza, o dificultades en el encuentro con el otro. Pérdida en la
capacidad de disfrutar, a raíz de la vigilancia constante que
tenemos sobre nosotros mismos y sobre la mirada que estos, a su vez,
pudieran tener sobre nosotros. Pérdida de oportunidades interesantes
a causa de la indecisión constante, retraso en los proyectos, o peor
aún, inhibición total para concretarlos por temor a fracasar.
Autoboicot permanente, etc.
¿Cuales son los
componentes de la autoestima?
- Creer en las propias capacidades:
Sentir que al realizar alguna acción contamos con las habilidades
necesarias para lograr obtener el resultado esperado por nosotros
mismos.
- Estar satisfechos con la forma de actuar:
tal vez la acción que llevé a cabo no salió del todo como lo
esperaba, pero puedo encontrar medidas para reparar o calmar ese
sentimiento de culpa que se genera a partir de la decepción. Por
ejemplo: hice un bizcochuelo y no se elevó. En lugar de sentirme
culpable por ello, poder pensar que pudo haber pasado: ¿otras veces
me salió mejor?, ¿Utilicé la mima harina? ¿Lo dejé el tiempo
necesario o me ganó la ansiedad?. Es decir que debemos tratar de
reflexionar sobre lo que pudo haber pasado e intentar nuevamente en
lugar de quedarnos llorando mientras miramos nuestra frustrada
creación.
- Tomar decisiones y perseverar hasta lograr llevarlas a cabo:
muy conectado a lo dicho anteriormente, no debemos abandonar una
idea o decisión en la primera de cambio que no sale como lo
esperábamos. Los "errores" son unos de nuestros mayores maestros en
la vida, por lo que debemos aprender de ellos, seguir adelante y
tratar de no volver a cometerlos.
- Tener una mirada benevolente hacia uno mismo:
Valemos por lo que somos y no por lo que hacemos. Nuestros logros
pueden darnos cierto brillo social, pero es un valor ficticio. No
debemos confundir el SER con el HACER. El hacer es importante pero
no nos determina como personas. En palabras de Luis Hornstein "Los
apocados sienten que deben continuamente justificar su valía
mediante sus logros"([i]). No soy un inútil porque no
aprobé este examen. Es solo un examen, importante quizás, pero no
define todo mi ser.
- Lograr una imagen aceptable de sí mismo:
debemos tratar de ser objetivos con nosotros mismos como intentamos
serlo con los demás. Si yo no veo en mi la cantidad de fallas que el
otro me adjudica... ¿Por qué voy a tomar su palabra como absoluta y
verdadera? Nuestra opinión vale en la misma medida que la del otro y
debemos ser conscientes de ello.
- Es importante
tener en cuenta que las fallas en la autoestima se reparan, se
reconstruyen.
Las personas,
vínculos, objetos , situaciones, no tienen un valor en si mismo, si
no que somos nosotros los que los dotamos de ese valor.
Así como algo puede ser importante en cierto momento, en otro puede
dejar de serlo a merced de nuestra voluntad.
Todo aquello
que vemos en el afuera, depende, como dice el refrán del cristal con
que se mire, pero debemos tomar conciencia acerca de que si la
mirada que tengo para con el otro, es la misma que tengo para
conmigo, o si utilizo cristales diferentes.
[i]
Luis Hornstei, “Autoestima e identidad”, 2001. Buenos Aires, Fondo
de Cultura económica.
Bibliografía:
Luis
Hornstei, “Autoestima e identidad”, 2001. Buenos Aires, Fondo de
Cultura económica.
Freud Sigmund, “Introducción al narcisismo”, Obras completas, t. XIV,
(1914-1916). Buenos Aires, Amorrortu.
Freud Sigmund, “Inhibición, síntoma y angustia”, Obras completas, t.
XX, (1914-1916). Buenos Aires, Amorrortu
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